ANDALUCÍA
Inmigración

Juan Ignacio Zoido: "El pacto migratorio europeo permitirá pasar del efecto llamada a un efecto disuasorio"

Sólo un 25% de las órdenes de retorno emitidas en Europa se llegaron a ejecutar el año pasado. "Si el retorno no funciona, cada vez el tapón migratorio será mayor», afirma el eurodiputado del PP Juan Ignacio Zoido, que ha participado en primera línea en la negociación del acuerdo

Juan Ignacio Zoido.
Juan Ignacio Zoido.GOGO LOBATO
Actualizado

Es eurodiputado del PP y ha estado en la primera línea de la negociación del Pacto de Migración y Asilo, que ha salido adelante en el Parlamento europeo con el apoyo del Partido Popular Europeo (PPE), de Socialistas y Demócratas (S&D) y de los liberales de Renew. Juez en excedencia, ex ministro del Interior (2016-2018) y ex alcalde de Sevilla (2011-2015), defiende el contenido del acuerdo alcanzado como una herramienta eficaz para el control de las fronteras sin menoscabar el derecho de asilo.

Han sido casi diez años de negociación para llegar a este acuerdo.
Sí, ha sido un procedimiento muy largo. Yo empecé a trabajar en este asunto desde mi etapa como ministro del Interior pero no ha sido hasta ahora, tras una década de bloqueo, cuando ha salido adelante. Todo indica que estamos llegando a una situación tan delicada como la que se vivió en 2015, con la crisis de Lampedusa. Y, por tanto, había una gran conciencia de la necesidad de aunar las políticas migratorias y tomar medidas antes de las elecciones europeas. Europa está actualmente lidiando con dos fenómenos: el de las mafias que se han instalado en las rutas tradicionales; y el de Ucrania, que nos ha obligado a dar refugio a 6 millones de personas. El Partido Popular Europeo ha puesto mucho empeño en sacar el pacto adelante y fui yo el ponente del nuevo reglamento de control de acceso a la Unión Europea. No ha sido fácil explicarle a un socialista alemán o a un holandés de Renew cómo era la realidad de los flujos de la inmigración irregular, con cientos de kilómetros de costa en Andalucía o Canarias donde no hay vallas de ningún tipo. Ha habido que hacer una gran labor de pedagogía con los países del centro de Europa. Y finalmente han entendido que, como integrantes de la Unión, ellos son también frontera de acceso.
Dada la heterogeneidad de los países que componen la UE, ¿qué garantías hay de que el pacto sea asumido en todos los territorios?
Mi obsesión siempre ha sido que lo que pongamos en el papel sea cumplible. Porque, de lo contrario, vamos a frustrar nuevamente las expectativas generadas. Lo que hemos tenido claro es que el marco actual no funciona para contener la migración irregular. Y había que afinar mucho para no dejar ningún fleco suelto. Hemos tocado todas las variables, incluidas las circunstancias excepcionales, el control de las fronteras o el derecho de asilo. Y podemos resumir el espíritu de lo acordado en dos principios: quienes soliciten asilo tendrán procedimientos más ágiles de resolución y quien no reúna los requisitos de la UE tendrá que retornar a su país de origen. Para ello estableceremos convenios de retorno con los diferentes estados a cambio de ayudas que mejoren las circunstancias de vida en esos países de origen. El nuevo reglamento debería funcionar como un «efecto disuasorio» frente al «efecto llamada» que supone una política de puertas abiertas.
¿Qué cifras de devoluciones se manejan?
Mire, según datos de Eurostat, en 2023 hubo 350.000 entradas irregulares en países de la UE. Ahí no están incluidos los 6 millones procedentes de Ucrania. Además, tenemos un millón de solicitudes de asilo. Y de las 400.000 órdenes de retorno que se cursaron durante 2023, sólo un 25% de esas órdenes se cumplió. Y, si el retorno no funciona, cada vez el tapón es mayor. Y eso lo saben los que quieren entrar de forma irregular y las mafias que les venden que, una vez entran en Europa, es fácil quedarse. Lo importante es que todas las decisiones se tomen en un plazo muy reducido de tiempo para que sean eficaces.
Pero para que esas personas retornen es fundamental que los países de origen quieran acogerlas.
Por eso hemos empezado ya a firmar convenios con esos países que van a recibir ayudas de la UE a cambio.
¿Habrá un trato específico para los menores no acompañados?
Sí, habrá un trato específico para ellos. Su atención sigue en manos de las comunidades. Su tutela es un asunto de los estados miembros. Y sí, habrá una protección especial garantizada. Pero también se establecerá la posibilidad de impedir la entrada a aquellos que muestren una radicalización y peligrosidad extremas. La mejor manera de no criminalizar a los menores extranjeros no acompañados es establecer esas garantías.
Las organizaciones no gubernamentales han rechazado la nueva regulación porque consideran que no garantiza el derecho de asilo.
Yo tengo mucho respeto por el trabajo que hacen las organizaciones humanitarias en el asunto migratorio, porque conozco bien la labor de la Cruz Roja o de Cáritas. Pero hay un termómetro que nos permite saber si hemos acertado y es que tanto la extrema derecha como la extrema izquierda se han opuesto al acuerdo. Eso nos indica que es el mejor pacto posible.
Dice usted que la política de puertas abiertas que demandan algunas ONG es lo que más contribuye a criminalizar la inmigración.
No podemos obviar que esos flujos migratorios los usan también para entrar en territorio europeo algunos terroristas vinculados al islamismo radical. Por tanto, es fundamental establecer filtros, filiar a quien llega y establecer condiciones de acogida.
¿Cree que la transposición a España del reglamento aprobado podría generar confrontación?
España es uno de los grandes países beneficiados por este nuevo pacto migratorio como país de entrada, a través de las costas de Andalucía y Canarias. Habrá un mecanismo de solidaridad con 600 millones de euros para todo lo que tiene que ver con la gestión de la migración y el derecho de asilo. Mire, yo he presumido mucho en Bruselas de la política migratoria que hemos hecho en España. Reunión tras reunión. Porque básicamente ha sido la misma con el PSOE y el PP. No hubo grandes diferencias en lo que se hizo en mi etapa o en la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba. Y hemos mantenido unos acuerdos con el Sahel y con el norte de África que nos han permitido frenar oleada tras oleada. Esa experiencia bilateral de España es lo que ha servido de base para el pacto europeo.
O sea que lo que ahora se conoce como el "espíritu" de Doñana será posible también trasladarlo a la política migratoria.
Como criterio general, el que tiene que establecer los acuerdos es el Gobierno. Y el señor Sánchez no se precia por haber propiciado ningún acuerdo ni a nivel nacional ni con las comunidades autónomas ni tan siquiera en Europa. Incluso éste del pacto migratorio ha sido un acuerdo in extremis por un empeño expreso del Grupo Popular que no quería llegar a las próximas elecciones europeas sin haberlo resuelto. Me habla usted del espíritu de Doñana, pero sin la iniciativa del Gobierno de Juanma Moreno el problema habría seguido estancado. Y ojalá sea posible también un acuerdo sobre la financiación autonómica, pero mucho me temo que, para que eso sea posible, tendremos que esperar a ver en la Presidencia del Gobierno a Alberto Núñez Feijóo.
El PP le ha dado su apoyo a la tramitación de una iniciativa legislativa popular que propone la regularización de hasta 500.000 inmigrantes asentados en España de forma ilegal. ¿No es contradictorio con el endurecimiento de las condiciones de acceso en España? Ustedes siempre han hablado del riesgo de un «efecto llamada».
Precisamente porque se han endurecido las condiciones de acceso no hay ese riesgo. Estamos hablando de personas que llevan varias décadas en España, que trabajan en muchos casos y, sin embargo, carecen de coberturas legales y sociales. Por contra, la UE ha establecido unos límites a los flujos de nuevo acceso, con 30.000 inmigrantes al año que se repartirán por sus estados miembros.
Los países podrán sortear su obligación de acoger a nuevos inmigrantes a cambio de 20.000 euros. ¿Se le puede llamar a eso política solidaria?
No será tan sencillo. No es posible acogerse a esa cláusula de forma caprichosa. Lo que se ha establecido es una garantía de que se asumirá solidariamente el coste de la atención a esas personas, como también el coste de las intervenciones de salvamento en el mar, donde muchas organizaciones hacen un trabajo encomiable.
¿Le ha comunicado la dirección del PP si volverá usted a formar parte de las listas al Parlamento europeo?
No. Como usted sabe, estamos en mitad de un proceso electoral, el del País Vasco. Y luego tendremos las elecciones de Cataluña. No es el momento aún.
He leído que hay intención en su partido de realizar una renovación generacional en las listas europeas, para que lo que ahora se percibe como un destino para el final de una carrera política se convierta en una rampa de lanzamiento de nuevos dirigentes políticos. ¿Le preocupa?
No me preocupa porque en el PP hemos convivido siempre varias generaciones y estoy convencido de que todas tenemos algo que aportar. Yo estoy siempre a disposición de mi partido y lo que el partido decida será seguro lo mejor.
Mójese en esto último: ¿votará usted en el referéndum convocado por el alcalde de Sevilla para decidir el formato de la Feria de 2025? ¿Prefiere usted un sábado de pescaíto o un lunes de pescaíto como el de toda la vida? O sea, o feria de sábado a sábado o feria de lunes a domingo.
(Sonríe) Lo importante es que lo decidan los sevillanos. Pero cualquiera que me conozca sabe cuál es mi opinión al respecto.
Pues yo no la sé.
Lo que puede tener claro es que voy a votar y que soy una persona tradicional en ese aspecto.