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El gran censo de las aves culpa al hombre del declive de las 109 especies más comunes en España

Según los datos de la organización SEO/BirdLife 109 especies de aves comunes en España han sufrido una disminución de población de un 2,5% en los últimos 20 años y un descenso aún más marcado en el decenio entre 2012 y 2021

Un gorrión común
Un gorrión comúnXpixel/Shutterstock
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En el el bullicio de la vida cotidiana, una melodía familiar empieza a desvanecerse con una sutileza alarmante. Las aves comunes, esas que con sus cantos y vuelos han sido desde siempre el telón de fondo de nuestros días, se encuentran en una encrucijada de supervivencia. Esta disminución no es un mero cambio en la banda sonora de nuestros pueblos y ciudades, sino una prueba de la profunda transformación que están experimentando nuestros ecosistemas.

Así lo demuestra el censo de la organización SEO/BirdLife que ha revelado que 109 especies de aves más comunes en España han experimentado cambios poblacionales en las dos últimas décadas, con una disminución general de un 2,5% y un descenso más marcado en el decenio entre 2012 y 2021. Casi tres décadas de seguimiento de poblaciones de aves comunes han permitido conocer el estado de los ecosistemas a través de la evolución de las poblaciones de aves comunes.

Según explica Juan Carlos del Moral, uno de los biólogos que forma parte del equipo que llevó a cabo el estudio, las aves comunes son las que tienen distribución amplia y poblaciones abundantes. La alondra común, el gorrión común, el abejaruco europeo, el carbonero común o el pico picapinos, son algunas de las que poco a poco están perdiendo su condición en España, según enumera en en conversación telefónica.

Moral señala a la mano del hombre como uno de los principales motivos que subyacen tras la caída poblacional de estos animales: "El problema del declive de las aves comunes somos las personas porque eliminamos su territorio, lo llenamos de insecticidas o lo transformamos de una forma que es inhabitable para ellos".

Gestión de los territorios

Otra de las conclusiones destacadas de este informe es que no considera al cambio climático como el principal responsable de la disminución de aves. Así, el informe de SEO/BirdLife pone el énfasis en cómo la gestión del territorio incide directamente sobre las poblaciones aviares, tanto en ambientes agrícolas como urbanos.

Para saber más

En el sector agrícola, por ejemplo, los cultivos tradicionales, junto con la intensificación de la producción y el uso excesivo de insecticidas, han llevado a un descenso del 8% de aves, siendo aún más acusado, un 17%, en cultivos herbáceos. "Antes había vida en los cultivos, aunque fuesen muy productivos: se veían grillos, saltaban saltamontes... Ahora no hay nada porque se ha fulminado todo", lamenta Moral. Y advierte: "Es necesario ir hacia un cultivo más ecológico, y dejar de tratar con productos agresivos para que exista vida".

En el ámbito urbano, el panorama no es más alentador. La construcción moderna, con su énfasis en la eficiencia energética, ha eliminado muchos de los nichos naturales que ciertas especies, como el vencejo común, utilizaban para nidificar. El resultado es una disminución del 14% en las poblaciones de aves urbanas, una cifra que evidencia la urgencia de integrar consideraciones ecológicas en el diseño arquitectónico y la planificación urbana.

La destrucción de los hogares de los gorriones, destaca Moral, es un ejemplo del impacto de la actividad humana en aves urbanas: "Los gorriones crían en agujeros de árboles, y en cuanto tienen ramas viejas se las cortan dejándolos sin hogar".

Para evitar el aceleramiento del descenso en la población de aves, el biólogo evidencia la urgencia de integrar consideraciones ecológicas en el diseño arquitectónico y la planificación urbana. Como ejemplo, menciona que en Centroeuropa se están diseñando edificios en donde "se dejan agujeros para que puedan construir sus nidos los animales y no generen problemas a las edificaciones ni manchen"; de esta forma "favorece a muchísimas aves que viven con nosotros y salimos beneficiados mutuamente", concluye.

Desplazamiento de especies

La competencia entre especies está contribuyendo, asimismo, al declive. Las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) y las urracas, especies invasoras que, con su creciente presencia, no solo desafían la hegemonía de las aves nativas sino que también reescriben las reglas de convivencia en los ecosistemas.

Un vencejo común
Un vencejo comúnKOO/Shutterstock

Además de quitarle el alimento, estas especies invasoras se comen las crías de las aves comunes, explica Moral. "Si las cotorras se comen la comida de los gorriones entonces no pueden sobrevivir ni sacar a sus pollos adelante", enfatiza el biólogo. Además, advierte que i las urracas consumen las crías de los gorriones, su población se ve mermada porque no tienen la productividad para compensar la mortalidad que tienen. "De esta forma, las poblaciones van en regresión".

Asimismo, Moral destaca que esta competencia resulta dispar por las condiciones de las distintas aves y por su capacidad de adaptación: "Hay especies que aprenden a vivir en medios donde antes no vivían e impactan sobre especies que antes estaban". Y admite: "Las cotorras son más fuertes y más rápidas".

Sin embargo, no toda interacción entre especies es perjudicial; la presencia del halcón peregrino (Falco peregrinus), por ejemplo, ha demostrado ser beneficiosa en el control de poblaciones de palomas.

No obstante, Moral destaca que el daño que se produce entre especies es mínimo y focaliza que las actividades humanas están en el núcleo del declive de las aves comunes en España