MEDIO AMBIENTE
Entrevista
Pablo Rodríguez Ros

"Decir que el Mar Menor está mejor que nunca es científicamente absurdo"

El ambientólogo Pablo Rodríguez Ros, autor de 'El mar que muere', asesoró al Gobierno sobre cómo salvar la laguna salada. Ahora trabaja para proteger el 30% del Mediterráneo desde Baleares

El ambientólogo Pablo Rodríguez Ros
El ambientólogo Pablo Rodríguez RosDanielle Stack
Actualizado

El cartagenero Pablo Rodríguez Ros, ambientólogo y doctor en Ciencias del Mar, ha explorado y tomado muestras de todos los océanos. También ha formado parte del equipo asesor del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). A él, en parte, le debemos la implicación de Teresa Ribera, Vicepresidenta Tercera del Gobierno y ministra a cargo del Miteco, en la problemática de esta laguna costera de la región murciana que ha sufrido varios episodios de anoxia y mortandad masiva de peces.

"La batalla de la transición ecológica se experimenta, se vive y genera enorme atención en el Mar Menor, un ecosistema prácticamente cerrado donde las amenazas vienen de tierra, pero donde todas las presiones son importantísimas y acumuladas", ha dicho Ribera.

Ros sostiene que "la sociedad no tiene claras las causas" de la muerte del Mar Menor y se esto se aprovecha "para proteger a determinados sectores y no actuar en origen". Para atajar la inagotable fuente de bulos que asfixian este mar que le ha acompañado desde niño, el científico ha recopilado en El mar que muere (Balduque) los puntos críticos de su conservación, un libro presentado en la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid con la asistencia de Ribera.

¿Por qué muere el Mar Menor?
Estamos ante un problema con una base científica sólida y una identificación de las causas bastante claras desde el punto de vista técnico, como es la eutrofización debido a los nutrientes agrícolas. Sin embargo, nos encontramos con una serie de problemas a nivel político social a la hora de implementar soluciones que atajen de raíz los problemas del Mar Menor. La sociedad no tiene claras estas causas (que científicamente están contrastadas), de lo cual se aprovecha una parte de la política para proteger a determinados sectores y no actuar en origen. Esto ha sucedido durante décadas hasta llegar a la situación que tenemos hoy en día.
Esto contrasta con su trabajo actual en la Fundación Marilles.
La Fundación Marilles quiere transformar Baleares en un ejemplo mundial de conservación marina. Trabajamos en proyectos que van desde la investigación científica hasta la colaboración con la Administración para que se involucre en la recuperación y conservación del mar. Me encargo de un proyecto para la protección efectiva el 30% del Mediterráneo español antes de 2030.
¿Tiene relación con la Ley europea de Restauración de la Naturaleza?
Esto viene de un acuerdo de Naciones Unidas de protección del 30% del planeta antes de 2030. Pero la Comisión Europea, en la Estrategia de la Unión Europea sobre Biodiversidad 2030, ya estableció este compromiso 30x30. Ahora mismo está medio parada la Ley de Restauración de la Naturaleza, que no habla de proteger o conservar, sino de identificar ecosistemas o zonas degradadas y restaurarlas. Debido a las presiones, se rebajó el nivel de ambición de un 30 a un 20%.
Antes de Marilles, trabajó con el Mar Menor para el Miteco. ¿Qué encontró?
Nos encontramos con un incumplimiento flagrante de la ley. Hay leyes que no se cumplen desde hace muchos años. A su vez, una administración autonómica no ejerce sus competencias en la protección del medio ambiente. Un ejemplo paradigmático de norma que no se cumple y cuestiones que no se aplican es la Ley autonómica del Mar Menor. La mayor parte de sus artículos no están implementados en su totalidad, como el Plan de Ordenación de la Cuenca Vertiente del Mar Menor, que tenía que aprobarse tras la ley en 2020 y todavía no lo tenemos.
¿Por qué es importante ordenar la cuenca vertiente del Mar Menor?
Cuando hablamos del Mar Menor, hablamos de un problema que no sucede en el Mar Menor, sino antes, en su cuenca vertiente. Si no se ordenan los usos y los abusos de la cuenca vertiente del Mar Menor, no se puede solucionar el problema en origen. Imaginemos un embudo y que al final del embudo está el Mar Menor. El embudo es la cuenca vertiente y todo lo que cae en el embudo acaba en el Mar Menor. Es importante regular qué cae en el embudo. Si hablamos de contaminantes, tenemos que hablar principalmente de contaminantes agroquímicos.
Venció la moratoria urbanística en La Manga del Mar Menor y la edificación se ha reanudado. ¿Repetimos errores?
Cuando se derogó la Ley del Mar Menor en el año 2001 hasta el año 2020, el Mar Menor no volvió a tener ley propia. En esos 20 años, determinados sectores como la construcción ralentizaron su modus operandi por la moratoria. En cuanto han visto la ventana de oportunidad, han intentado seguir con la misma dinámica que venían trabajando.
Negar los nitratos, hablar de aguas transparentes... La sociedad recibe confusión y bulos. ¿De dónde salen?
Tendemos a prestarle atención a los que lanzan determinados lobbys. El problema es que estos mismos bulos han sido promovidos muchos años antes desde los poderes públicos en la Región de Murcia y desde algunos ayuntamientos. Un exconsejero de agricultura decía que el Mar Menor está así por las cremas solares. Decir que el Mar Menor está mejor que nunca es científicamente absurdo. Hablar de que el agua está más transparente, que el Mar Menor está mejor como dijo el presidente de la Región de Murcia, se esgrimió desde el gobierno regional. No hubo ningún lobby negacionista. La sociedad va escuchando estas cosas que actúan como vaselina. Cuando llegan otros con bulos más gordos, no los ve como bulos porque son mantras que se han repetido durante años.
El Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor comunicó a los medios, sin tener datos, que la segunda mortandad de peces fue por una ola de calor. ¿Un bulo o un error?
No hubo ningún acta o documento del Comité Científico que estableciera esa relación causa-efecto. Hubo declaraciones de personas del Comité Científico en los días en los que sucedió. Cuando se vio que la temperatura promedio de ese día era inferior a la de los últimos diez años en el Mar Menor, nadie siguió con esa tesis. En aquel caso concreto, hubo una mala comunicación científica por parte del comité, que fue aprovechada muy bien por el Ejecutivo regional para divulgar una tesis que exculpaba al sector agrario y señalaba que la culpa venía del cielo. El Comité Científico tiene una falta de gobernanza interna que ha generado problemas de comunicación y les ha restado credibilidad.
La bibliografía científica revisada por pares necesaria para conocer si la biodiversidad del ecosistema mejora o empeora es muy escasa. ¿Por qué?
Hay muchos estudios de este tipo pero no están publicados. Los financia la Comunidad Autónoma. Los tienen determinados grupos de investigación y no los publican. Es normal que no los hayas visto, pero no significa que no existan.
¿Por qué no los publican?
Porque no tienen obligación de publicarlos. Si te dan un proyecto de investigación del Plan Nacional, tienes la obligación de publicar tus resultados. Si un gobierno te pide una tarea porque no puede ejercerla desde la administración, es como si encargaran un trabajo a una consultora. No tiene obligación de publicarlo. Esto es un problema. Financiar la ciencia así hace que muchas cosas no se publiquen. Sabemos que hay mucha ciencia que se financia desde la comunidad autónoma del Mar Menor, pero si luego uno mira la producción científica, es bastante escasa. Al final es un modelo de gestión científica. En los proyectos de la Fundación Séneca, que es la agencia de investigación de la Región de Murcia, si no publicas, en las siguientes convocatorias no te van a dar un duro. Pero si el dinero no lo obtienes de manera competitiva desde estas entidades científicas, sino que lo obtienes a dedo desde determinadas consejerías, no tienes obligación de publicar nada. Si miras los proyectos que se conceden y luego buscas el paper, no existe. Y voy a hacer una analogía con el sistema inmunitario del cuerpo humano. Cuanto más glóbulos blancos tengas, más resistes a un virus. Y los glóbulos blancos en este caso son los papers. Un sistema científico riguroso, con publicaciones sólidas que evalúen el sistema cuenca-mar, supondría un sistema inmunitario fuerte ante los virus que son los bulos.
Como los supuestos estudios que negaron en prensa la existencia de nitratos en la laguna sin mostrar datos ni estar publicados en revistas científicas.
Si ante eso hubiera una evidencia, que ya la hay, pero fuera más robusta de lo que es, si el comité científico no estuviera desacreditado por motivos propios, estos bulos, no digo que no se expandieran, pero sería más difícil.
Usted recuerda el hito de recoger en pandemia las 500.000 firmas para otorgar derechos propios al Mar Menor (la Iniciativa Legislativa Popular, ILP). También recoge cómo la cofradía de pescadores restó importancia a la mortandad de peces. "El Mar Menor no paga a traidores", dice usted. ¿Hay resistencia a conservar Mar Menor?
Gran parte del éxito de la ILP es por prometer un fin loable con el que todos estamos de acuerdo. Nadie está en contra de conservar y proteger el Mar Menor. El problema es que hay que tomar medidas concretas. Pero la ILP no habla de ninguna medida. La ILP no dice que haya que regular el sector agrícola. Por eso superó las 600.000 firmas. Pero es un consenso débil. Sólo se está de acuerdo en que hay que conservar el Mar Menor. No se está de acuerdo en cómo. El cómo, no se ha firmado.
El "desierto verde", las grandes áreas de regadío, ¿tienen ese respaldo?
La gente quiere que las cosas sigan como hasta ahora. El sector agrario de la exportación es el poder económico más potente de la Región de Murcia. Hay sectores que son poderosos, aunque numéricamente sean pocos. Además, está demostrado que cuando vemos algo verde, lo percibimos como algo mejor a que sea marrón. Los mares de esparto de Calblanque son marrones. Uno tiende a pensar que es un desierto. En cambio, cuando algunos ven un campo de lechugas verde, les da la sensación de estar luchando contra el desierto. Hemos tenido consejeros diciendo que la agricultura de regadío lucha contra la desertificación y el cambio climático. Científicamente, está demostrado que no sólo no lucha, sino que lo acrecienta.