CULTURA
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Damien Hirst falsificó la fecha de sus esculturas de animales en formol para hacerlas pasar por originales de los 90

El artista británico responde que siempre consideró que la fecha relevante en el arte es la de la concepción.

La paloma de Damien Hirst.
La paloma de Damien Hirst.
Actualizado

Damien Hirst falsificó la antigüedad de tres esculturas hechas con animales muertos y conservados en formol, de manera que pareciesen piezas orginales de los años 90, cuando, en realidad, las habían elaborado los empleados de su taller en 2017. Una investigación del diario The Guardian ha revelado que la compañía que factura y gestiona la obra de Hirst logró que esas tres esculturas (una paloma, un pequeño tiburón y un conjunto de dos carneros) se exhibieran como obras antiguas en galerías de arte de Hong Kong, Nueva York, Múnich, Londres y Oxford.

En todas sus exposiciones, los falsos originales de Hirs se presentaron como obras inéditas creadas en 1994 (Caín y Abel, los carneros), 1999 (Dove, la paloma) y en el periodo 1993-1999 (Myth Explored, Explained, Exploded, la pieza del tiburón). La paloma encontró un comprador privado. Las otras dos obras han seguido rotando por galerías y museos, siempre con la datación falsa.

"Las obras tratadas con formaldehído son obras de arte conceptuales y la fecha que Damien Hirst les asigna es la fecha en la que las concibió. Hirst ha explicado muchas veces que lo importante respecto al arte conceptual no es la creación física del objeto sino la idea detrás de la obra de arte", ha contestado Science Ltd., la empresa de Hirst, cuyos talleres están en Dudbridge, Gloucestershire.

Para Hirst, el género de los animales disecados fue una clave en su carrera como artista desde, al menos, 1990. Madre e hijo divididos, una pieza con una vaca y un becerro abiertos en canal, divididos en dos mitades cada uno y conservados en formol, ganó el premio Turner de 1995, y disparó la fama del artista cuando acababa de cumplir 30 años. En su momento, la obra se consideró como una imagen metafísica extremadamente cruda.

También ha sido un método lucrativo y polémico. The Golden Calf, una vaca en formol, se vendió por 19 millones de euros. En 2015, un estudio reveló que el formol emitía gases nocivos, no para el público pero sí para los empleados de las galerías que exponían las piezas. Ha habido también animales que se descompusieron, líos en las aduanas y críticos que calcularon que un millón de animales muertos (muchos de ellos, insectos) han pasado por las manos de Hirst y su taller.