FÚTBOL AMERICANO
Super Bowl

Los Kansas City Chiefs ganan la Super Bowl del caos: abucheos a Taylor Swift, su novio zarandea a su entrenador y Patrick Mahomes reina de nuevo

Los campeones revalidan su título de la NFL tras imponerse a los San Francisco 49ers en la prórroga por 22-25. Fue un partido magnífico en el que pasó de todo, pero decidió el de siempre. Es su tercer anillo en cinco años y ya reside en el Panteón de los quarterbacks legendarios.

Super Bowl para Kansasa City y Taylor Swift desde la grada con la actuación de un Usher que no sorprendió
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Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Salvo que sea en una Super Bowl. En ese caso, lo que pasa en Las Vegas lo ve todo el planeta y, como no hay nada en ese reducto extraterrestre en pleno desierto que tenga mucho sentido, la noche se convierte en una comedia desfasada, absurda, surrealista y, a su extraña manera, memorable.

Sucedió de todo. La novia de (media) América abucheada mientras se bajaba una cerveza de un trago, el novio de (media) América zarandeando a su venerable entrenador, una lesión grave por entrar trotando al campo, un cantante sobre patines y enseñando pezones porque sí (en algún salón olvidado, Janet Jackson se sirvió otro whisky pensando: "Ahora sí, ¿eh? Ahora sí"), un receptor dando el único pase de touchdown de la primera mitad, espontáneos, errores absurdos, jugadas circenses, una prórroga y, en medio del caos, un punto de lógica: ganó Patrick Mahomes. Es el tercer anillo en cinco años para Kansas City, una dinastía sin visos de acabar. Hasta en su temporada más gris, acabaron levantando el trofeo. Si Mahomes se retirase hoy mismo, estaría ya entre los tres o cuatro más grandes de la Historia. Sólo tiene 28 años. El mundo es suyo.

Para saber más

Vayamos por partes. Los Chiefs no deberían haber llegado con vida al descanso. La defensa de San Francisco, que durante la temporada no había rendido al nivel que la suma de sus brillantes partes auguraba, se puso seria en el Día D. Presionando una y otra vez a Mahomes, sin necesidad de lanzar en su búsqueda a jugadores extra, e impecable en su plan primordial, detener a Travis Kelce, dejó en bandeja a su ataque, ese que reúne más talento individual que ningún otro, poner una distancia insalvable muy pronto.

Patrick Mahomes levanta el trofeo de campeones.
Patrick Mahomes levanta el trofeo de campeones.AFP

No lo logró porque sus dos mejores jugadores, el corredor Christian McCaffrey y el líder de la línea ofensiva, Trent Williams, cometieron errores impropios de ellos en los dos primeros ataques californianos. Una pérdida de balón del primero (sólo había cometido cuatro en sus 97 partidos anteriores) y dos penalizaciones seguidas del segundo permitieron a los Chiefs seguir a tiro, pero la sensación de desesperación era tremenda.

A tal punto llegó que Kelce, aun sabiendo que el planeta entero le mira desde que comenzó su relación con Taylor Swift, perdió la cabeza y zarandeó a su propio entrenador, el incomparable Andy Reid, reclamándole más protagonismo. Si llega a ser otro partido, lo manda al vestuario y no juega un segundo más, pero era una Super Bowl y Kelce, una estrella. Acabaría siendo decisivo.

Kelce se encara con su entrenador, Andy Reid.
Kelce se encara con su entrenador, Andy Reid.AFP

No fue el único incidente que sufrió la pareja del momento. Swift llegó a tiempo de su concierto en Tokyo e intentó, incluso durante el festejo final, permanecer en segundo plano. No acaparó excesivo tiempo de pantalla, mucho menos en un evento donde enfocar famosos es parte fundamental del show. Leo DiCaprio, Beyoncé, Lady Gaga, Paul McCartney, LeBron James... Todos asomaron a recibir su aplauso, pero la única que se llevó un abucheo al salir en el videomarcador fue la cantante. Ella respondió bebiéndose una cerveza de un trago y estampando el vaso contra la mesa. Reina.

Decíamos que los 49ers deberían haber zanjado el asunto, pero sólo una genialidad del libro de jugadas de Kyle Shanahan, un mago que saldrá de nuevo marcado por quedarse corto en la último cita (van tres, pero la ganará) les permitió irse con ventaja al descanso (10-3). Una jugada de engaño acabó con un pase de touchdown de un receptor, Jauan Jennings, a McCaffrey. Poco premio y ya llegaban señales oscuras: Dre Greenlaw, uno de sus pilares defensivos, se rompió solo el Aquiles al entrar trotando al campo. Insólito.

El show del entretiempo, a cargo de Usher, fue una especie de escena eliminada de Barbie con el cantante haciendo de Ken: brillantina, gestitos, coreografías rodeado de colegas y una exhibición de pectorales que nadie entendió. Incluso cantó en patines. Como fue de menos a más y le acompañaron Alicia Keys y H.E.R, le daremos un aprobado alto.

En sus tres victorias en la Super Bowl, Mahomes ha remontado desventajas de 10 puntos y eso estaba en la cabeza de San Francisco cuando regresó al campo, pese a que en ninguna estuvo tan solo como en esta. Los californianos tuvieron un match ball nada más empezar, cuando el MVP forzó un lanzamiento y fue interceptado. Es muy difícil hacer magia cuando todo el mundo sabe que estás obligado a hacerla y te observa a cada instante buscando el truco. Se lo pillaron esta vez. Ni una más.

El ataque de 49ers se estancó y se olvidó de la carrera, Kelce volvió a ser Kelce y a sumar yarda tras yarda y, de golpe, Kansas City entró por delante al último cuarto (13-16). Reaccionó bien San Francisco con las mejores acciones de la noche de Brock Purdy, su quarterback, cuya ascensión de última elección del draft de 2022 (puesto 262) a estrella es una de las historias de la década. La Super Bowl no culminó su cuento de Cenicienta, pero tampoco le convirtió en calabaza. Su final no está aún escrito.

Tras ponerse por delante con un touchdown de Jennings, los 49ers fallaron la patada posterior y regalaron un punto que acabaría siendo decisivo para que los Chiefs lograran forzar la prórroga. Una vez allí pasó lo que todos sospechábamos que iba a pasar. Purdy lideró un gran ataque, pero no remató, sumando sólo los tres puntos de un field goal. Eso le daba la bala decisiva a Mahomes: un touchdown acababa el partido. Diez minutos después, levantaba el trofeo.

Todo puede pasar en Las Vegas menos una cosa: que pierda la banca. Patrick Mahomes es la banca.