Copa Davis

El regreso de Bautista: "Rober estaba roto, pero quería dar una sorpresa al equipo"

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Bautista celebra la victoria ante Auger-Aliassime. GABRIEL BOUYS AFP

«Estaba preparado para ese día, tenía que llegar más pronto que tarde, pero ese día no avisa». Pepe Vendrell se refiere al momento en que a Roberto Bautista le llamaron para comunicarle que la salud de su padre se había deteriorado de manera irreversible. Ximo Bautista se cayó de un camión descargando unas balas de paja en julio de 2016. Su salud se fue deteriorando hasta que en la mañana del pasado jueves su hijo abandonó la concentración del equipo español de Copa Davis en Madrid para dirigirse en coche a Castellón acompañado de su entrenador. «Pudo despedirse de su padre antes de su muerte», comenta Vendrell en conversación telefónica, ya de regreso a Castellón en tren.

«En el tanatorio, Rober estaba roto, pero en la noche del viernes se puso a ver tenis y me envió un mensaje de que quería regresar con el equipo; no con la intención de jugar, sólo para darles una sorpresa y apoyarles», prosigue el técnico. Bautista había ganado a Nikola Mektic el primer punto de la eliminatoria contra Croacia, tras perder en el debut el partido frente al ruso Andrey Rublev. El viernes por la noche, en cuartos, Pablo Carreño cayó ante Guido Pella y salió del encuentro con una lesión muscular en la pierna izquierda. Bajo mínimos, Sergi Bruguera tuvo que recurrir a Feliciano López para disputar ante Kyle Edmund el primer partido de las semifinales contra Gran Bretaña. Nueva derrota.

Mentalización inmediata

«Regresamos el sábado por la mañana, después del entierro. Nos detuvimos a comer y me llamó el médico del equipo [Ángel Ruiz Cotorro] para comentarme que Pablo estaba lesionado, al igual que Marcel [Granollers]. En condiciones normales no pensaba que Rober fuese a jugar, ni me lo había planteado, porque España tiene un equipo de máximo nivel y él no se encontraba en la situación ideal. Estábamos a una hora de camino cuando le trasladé los problemas de sus compañeros. Empezó a mentalizarse inmediatamente de que tenía que jugar». En mayo del pasado año Bautista había perdido a su madre, Esther, víctima de un infarto. Días después decidió viajar a Roland Garros. «Aquello fue todavía más duro, por inesperado. Siempre ha tenido ese coraje y ha manejado bien las emociones. Nadie le dice lo que tiene que hacer».

El domingo Bautista sacó adelante el primer partido de la final de la Copa Davis contra el canadiense Felix Auger-Aliassime, un tenista de 19 años que es el 21º del mundo y está llamado a irrumpir en la élite. Una derrota habría abocado de nuevo a España a disputar el encuentro de dobles para sumar dos puntos. El público, que había guardado un minuto de silencio el viernes por el fallecimiento de su progenitor, homenajeó al tenista como correspondía en la tarde del domingo. «No se me podía escapar este día. Tenía que ganar este partido», me dijo en el vestuario, concluye Vendrell.

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