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Carlos Alcaraz llega a la Copa Davis como un jefe de Estado... y con mucho sueño

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En vuelo privado, escoltado por la Policía y con la consigna de que no se durmiera "hasta las nueve de la noche" llegó el murciano a España. Se reunió con sus compañeros y Bruguera, que esperan su puesta a punto en la planta del hotel que tienen reservada.

Carlos Alcaraz, escoltado a su llegada al aeropuerto de Manises, en Valencia.
Carlos Alcaraz, escoltado a su llegada al aeropuerto de Manises, en Valencia.EFE

«La prioridad es que no se duerma al menos hasta las nueve de la noche». Esa es la 'orden' que se transmitió a todo el equipo español de Copa Davis ante la llegada de Carlos Alcaraz a Valencia. El murciano se subió a un avión privado en Nueva York la noche del lunes, con solo cuatro horas de sueño desde el domingo y aterrizó para cumplir su deseo de unirse a la Armada Española, ya preparada para ayudarle a combatir el cansancio. El que arrastra del US Open, de la pequeña «juerga» de celebración en el restaurante peruano Mission Ceviche de Manhattan e incluso el de ser el foco de la prensa. A la falta de sueño comprensible se une además el 'jet lag'. El cóctel perfecto para no poder (ni querer) despejar la incógnita de cuándo estaría listo el murciano para saltar a la pista.

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Alcaraz llegó a las 10:40 al aeropuerto de Manises con honores de jefe de Estado. Terminal de vuelos privados, seguridad, escolta motorizada de la Policía Nacional, policía secreta y un séquito de coches de la organización que trasladaron a todo su equipo. Apenas cuatro o cinco empleados acudieron a aplaudirle y fueron correspondidos con su enorme sonrisa. Solo Carlitos y su manager, Albert Molina, se quedaron en Valencia. Ni siquiera Juan Carlos Ferrero, que se marchó directo a Villena. De él, de su hermano Álvaro y del resto de su séquito se despidió en la terminal antes de subir al coche con David Ferrer. «¡La que has liado!», le dijo el ex tenista al verle. El número 1 quedaba ya en custodia de la Federación Española de Tenis y del capitán Sergi Bruguera. De la conversación entre ambos dependía cuándo Alcaraz volvería a empuñar la raqueta. Y tardó el producirse cara a cara.

Al murciano le esperaban en el hotel Melià Valencia media docena de aficionados con raquetas, fotos y pelotas a la caza del autógrafo... y la pregunta de cuándo jugaría, que respondía encogiendo los hombros. «Estoy aquí, quiero aportar mi granito de arena, pero tengo que instalarme. Han sido días muy exigentes», confesaba antes de añadir que su siguiente sueño por cumplir «sería ganar la Copa Davis con España».

Sin entrenar

En la planta 21 del hotel le esperaba la intendencia de la Armada. No iba a entrenar para centrarse en recuperar. A su disposición spa, gimnasio completo y, sobre todo, camillas y atención de los fisios de la Federación para desentumecer los músculos del jugador después de seis horas de vuelo. Solo una premisa, recuerden, que no se durmiera. «Hay que tenerlo entretenido para readapte el descanso», aseguraban.

No fue hasta la hora de comer cuando empezaron a aparecer sus compañeros Roberto Bautista y Albert Ramos, que venían de entrenar en la pista central de la Fuente de San Luis donde este miércoles jugarán ante Serbia. «Nosotros ya hemos trabajado. Esta tarde no está previsto», confesaba Bautista.

El saludo de Alcaraz con sus compañeros y el capitán se dio poco antes del almuerzo, que no tuvo nada especial, el propio de los deportistas en competición. En ese ambiente distendido pero no exento de concentración quiere mantener la Federación a Alcaraz, aunque no podrán evitar que cuando el murciano vaya a pisar la 'Fonteta' el viernes se genere de nuevo la locura.

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