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Las escuelas de posgrado, en el punto de mira de los fondos de inversión

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Primero fueron los colegios, más tarde las universidades y ahora los centros que ofertan másteres especializados. El gran momento que atraviesan este tipo de titulaciones cada vez seduce a más inversores.

Imagen de una de las sedes de ISDI, uno de los centros del grupo Digitalent
Imagen de una de las sedes de ISDI, uno de los centros del grupo DigitalentISDI

Un sector rentable y estable, y con un potencial de crecimiento enorme. Estas son solo algunas de las características que han hecho de la educación uno de los nichos de negocio más atractivos para los inversores de todo el mundo.

En España, se han registrado operaciones en todos los escalones formativos: desde colegios (el fondo de inversión suizo Partners Group ha adquirido desde 2014 un total de 11 centros para incorporarlos a su red International Schools Partnership), hasta universidades privadas (con casos tan sonados como los del Grupo Permira, que se hizo con los derechos de los centros de la Universidad Europea en Madrid, Valencia, Canarias y Portugal por 770 millones de euros, o el fondo CVC, que adquirió otra de las grandes marcas educativas españolas, la Universidad Alfonso X El Sabio, en ese caso por 1.100 millones de euros).

«Se trata de un sector defensivo, con resiliencia a ciclos económicos y con negocios que normalmente presentan márgenes operativos atractivos y una generación de caja predecible», explica Álvaro Mas-Bagá, socio en Corporate Finance de KPMG en España. «Además, los fondos han visto la oportunidad de consolidar y de invertir para acelerar la transformación del sector de la mano de los equipos directivos. Por último, se trata de un servicio esencial para la sociedad y para el desarrollo del país y, por lo tanto, encaja perfectamente dentro de los criterios sociales, ambientales y corporativos de estos inversores».

Estos factores han provocado que el interés de los fondos vaya un paso más allá y se traslade también a los centros de posgrado y las escuelas de negocios. A nivel nacional, dos de las principales operaciones las ha realizado Magnum Capital, que ha puesto en marcha dos grandes grupos educativos.

Por un lado, Digitalent, que engloba a escuelas de negocios como ISDE, ISDI (de la que adquirió una participación del 70% por 35 millones de euros), IEBS y Eserp, así como la compañía de programación Coders y la de formación profesional tecnológica Digitech. «Está muy enfocada a la formación superior, aunque también hay formación profesional y formación no oficial con posgrados y títulos propios», tal como destaca Alberto Bermejo, socio director de Magnum Capital, quien define el proyecto como «el grupo de educación superior de la era digital».

La segunda gran iniciativa de Magnum Capital es Metrodora, un proyecto enfocado a la formación sanitaria y con tres grandes áreas: la formación profesional; la educación superior, incluidas la enseñanza universitaria oficial y los posgrados (cuentan con Cesif, enfocada al sector farmacéutico y el entorno de la biotecnología, e Isep, con titulaciones de máster relacionadas con la psicología); y por último, la formación continua, muy centrada en cursos y preparación de exámenes oficiales para adquirir competencias en el mundo sanitario.

APOYO ESTRATÉGICO

Aunque es más que evidente el rédito económico que pueden obtener las grandes gestoras de capital en este tipo de operaciones, Bermejo pone el énfasis en que el beneficio que reciben tanto los fondos como las instituciones viene dado por el desarrollo de proyectos que aportan un valor añadido y que «cubren dos grandes huecos formativos como son las competencias digitales y la preparación de profesionales sanitarios en un contexto como el actual en el que hay escasez». E insiste: «El apoyo no es solo financiero, es también estratégico. Nosotros no hemos comprado empresas sino que estamos creando dos grupos educativos. En algunos casos, adquiriendo instituciones que ya existían, y en otros, como Metrodora, haciendo una fuerte inversión para la creación de nuevos centros y desarrollando proyectos. Estamos claramente haciendo una labor de impulso desde el accionariado».

El dinamismo del mundo de la educación es una de las principales razones por las que se están sucediendo estos grandes movimientos de inversión. Cada poco tiempo surgen necesidades formativas y nuevos métodos de enseñanza que necesitan de financiación para materializarse.

Una de las razones del interés de los invesores en la educación española es su conexión con Latinoamérica
Una de las razones del interés de los invesores en la educación española es su conexión con LatinoaméricaSHUTTERSTOCK

El caso más claro de los últimos años ha sido la transformación tecnológica que están acometiendo los centros. Como argumenta Mas-Bagué, «el sector se ve impulsado por el desarrollo de necesidades específicas ligadas a nuevas profesiones digitales o perfiles especializados, por las necesidades de reeducación de profesionales y de adaptabilidad a un mercado laboral cambiante, y por el importante crecimiento de modelos de educación a distancia y de la digitalización».

Estos cambios de los entornos profesionales y educativos propician que sean precisamente las escuelas de posgrado, que ofrecen una formación mucho más especializada y específica, las más beneficiadas por este interés de los fondos de inversión. «Las escuelas de negocios recuperaron en 2021 la tendencia positiva de sus ingresos, concretamente con un crecimiento del 1,3%, tras la interrupción en 2020 a causa de la pandemia. La demanda de formación especializada y de alto nivel sigue creciendo y los programas de máster y posgrado son una parte importante de este mercado», remarca Víctor Núñez, director general de Schoolmarket, una agencia especializada en márketing educativo. Y añade: «Durante los últimos cursos hemos podido observar cómo la matrícula de grado se ha mantenido prácticamente constante, mientras que el crecimiento se ha concentrado en la de máster».

Este crecimiento se acentúa aún más si se compara la oferta privada con la pública. El último informe sobre el estado del sistema universitario publicado por el Ministerio de Universidades indica que, en el curso 2020-2021, el 44% de los alumnos que se matricularon en un máster lo hicieron en instituciones privadas. Una década antes eran solo el 23%. «Las instituciones privadas están mucho más cerca de las necesidades de la empresa. La propia estructura interna de las universidades públicas dificulta la participación de profesores y expertos fuera del mundo universitario», agrega Bermejo.

UNA EVOLUCIÓN NATURAL

El directivo de Magnum Capital considera que el creciente interés de los fondos de inversión por instituciones en las que se imparten másteres también responde a la «evolución natural del negocio». Al fin y al cabo, primero fueron los colegios, después las universidades y ahora las escuelas o centros de posgrado.

«España, aunque con algo de retraso, ha alcanzado los niveles de población universitaria de otros países de su entorno. Ahora, como es lógico, está creciendo la demanda de formación especializada para los graduados universitarios. Esto genera una necesidad de desarrollar nuevas iniciativas y de buscar inversores para que se puedan culminar, lo que ha abierto a su vez nuevas fuentes de operaciones para los fondos», opina Bermejo.

Aunque hay proyectos similares en otros lugares, España tiene un atractivo especial para los inversores. Así lo corroboran en Macquarie Capital, otro grupo con gran presencia en el entorno formativo y uno de los propulsores de la red Laureate International Universities, que abarca instituciones académicas privadas en 27 países y que ahora está empezando su actividad en suelo español. Como comenta Salvador Rodrigo, su managing director en España, «la conexión con Latinoamérica y la oportunidad de entrar en un negocio en vías de desarrollo» son dos de las principales razones por las que han decidido operar aquí.

De cara al futuro, es de esperar que el acceso a la educación se seguirá expandiendo y, por lo tanto, el negocio a su alrededor seguirá creciendo. Esto, sumado a que el formativo es un sector estratégico que genera mucha visibilidad, provocará una expansión aún mayor. Así, al menos, lo vaticina Rodrigo: «No solo ha aumentado progresivamente el nivel de interés de los fondos, sino que también ha cambiado el perfil de los que miran a la educación superior. Ahora no son solo fondos tradicionales de capital riesgo, sino también los de impacto e incluso los de infraestructuras».

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