Grita el alma de la autora en esta novela que es ensayo, narrativa personal y también género obituario. Como la vida. Aura García-Junco (Ciudad de México, 1988) escribe sobre su padre, que ha muerto, sobre su padre, que fue un escritor excéntrico con un seudónimo que solía evitar que les reconocieran (¿se reconocieran?) como padre e hija.
Dios fulmine a la que escriba sobre mí
Sexto Piso. 216 páginas. 18 ¤
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El alma grita desde la boca de su estómago, y el duelo se convierte en descubrimiento inevitable: hacer desaparecer su casa, sacar de ahí décadas de vida y de literatura, y entonces la decisión preclara: ejercitar el olvido y la pérdida a través de sus objetos, sus prendas, sus olores... y sobre todo su biblioteca.
García-Junco emprende su investigación a través de los libros. Los de su padre y los de ella. Compara ediciones y sensaciones, se frena en seco, avanza. El duelo atraviesa cada palabra y en este libro son realidad, hipérbole y metáfora. De trasfondo, el desencuentro y el encuentro entre un padre y una hija al florecer un nuevo feminismo, el fenómeno #MeToo, etcétera.
Pero más que cualquier otra cosa hay una relación que se va construyendo con el padre ya muerto. Fue el progenitor de esta autora H. Pascal, agitador cultural y poeta. Y ella digna hija atravesada por su herencia literaria y libresca pasó nueve meses, como un embarazo, escribiendo esta novela de familia en la que cada dos por tres aparece Enrique Vila-Matas y todo cobra verdadero sentido. Y si un libro no puede abrirse no se abre, y tampoco pasa nada.