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A 30 años de su Goya

Madre de dos hijas, esposa divertida, profesora y también escritora: así es hoy Ruth Gabriel, la mítica actriz de Espinete

La intérprete conversa con LOC sobre su libro Mujeres de cine, sus talleres de comunicación, su guerra contra el síndrome del impostor, su relación con las redes sociales y su familia

La actriz Ruth Gabriel, en una imagen reciente.
La actriz Ruth Gabriel, en una imagen reciente.CEDIDA
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Ruth Gabriel (48) comenzó su trayectoria a los cinco años. Y su primer gran papel llegó a los nueve, cuando entró en Barrio Sésamo. Posteriormente, a los 14, tuvo la posibilidad de estudiar interpretación en EEUU y más tarde pasó por Florencia, donde continuó formándose. Así, a principios de los 90 empezó a labrar una carrera llena de éxitos. Entre ellos, la película Días contados -por la que recibió un Goya, en 1994-, la serie El Comisario y, en 2021, Amar es para siempre. ¿Y en que está Ruth ahora? Pues trabajando en su faceta de escritora.

"Estoy presentando mi primer libro, llamado Mujeres de cine, donde cuento la historia de 30 actrices inspiradoras. Y estoy contenta con el resultado. Creo que las primeras veces me dan suerte. O sea, hago mi primera película y gano el Goya. Escribo mi primer libro y ocurren cosas hermosas. Se me acerca mucha gente que quiere a estas artistas, que las admira... Y yo me siento orgullosa de que apuesten por este libro, que -inicialmente- fue un encargo", confiesa LOC.

"Te cuento: la ilustradora Fraules tenía unas láminas de estas actrices y un día se le ocurrió hacer un proyecto literario. Entonces contactó con la editorial Libros de las Malas Compañías y como ellos habían trabajado con mi madre, Ana Rossetti, me llamaron. Al principio, quería decir que no, por miedo. Pero luego pensé 'si no lo hago yo, lo hará otro y me voy a arrepentir'... Y me atreví y hoy estoy feliz de poder homenajear a mujeres importantes, como mi tía Susi Sánchez", menciona.

"Pasé toda mi infancia junto a ella. Es que cuando murió mi padre, el actor Ismael Sánchez Abellán, ella se volvió mi guía. Ella me inspira... Como a mí me gustaría inspirar a otros. Esa es una de mis grandes aspiraciones. Más que la fama, lo más importante para mí es impulsar a otros a salir de su zona de confort", explica para luego referirse a los talleres de comunicación que realiza hace más de 10 años.

"Todo esto empezó porque Días contadosfue un pelotazo, y yo estuve muy expuesta a la prensa... ¡Y metí mucho la pata! Le cogí miedo a hablar en público. Pero decidí que tenía que cambiarlo. Y lo que hice fue utilizar toda la técnica de interpretación que tenía y, poco a poco, sin querer, comencé a desarrollar un método para mí. Pero después la gente me lo empezó a pedir y ahora tengo un sistema organizado. Trabajo bastante, por ejemplo, en presentación de proyectos", revela.

"Hago talleres pequeños y entre tres y cinco talleres grandes al año, donde van más de 30 alumnos. Y me siento orgullosa. Escuchar las experiencias de las personas a las que he ayudado me ha hecho darme cuenta del gravísimo problema que es sentir el síndrome del impostor, algo que nos pasa a muchas mujeres. Cada vez que tengo una alumna adelante que aun no ve su valor, siento como si me pusiera un espejo. Me recuerda a mí y eso me motiva a seguir trabajando", indica.

Hoy, Ruth dice sentirse plena, tranquila con su vida íntima y laboral. No obstante, desvela que es difícil mantener la "autenticidad" en un medio que se deja llevar mucho por la apariencia. "El problema es cuando confundimos las cosas: a la gente le tiene que gustar tu trabajo, no tú. Y en esa confusión es donde nos presionamos. Nos perdemos en preocuparnos por los vestidos, por nuestros físicos y por las redes sociales, que son salvajes", manifiesta.

"A mí me cuesta un montón el tema de Instagram. Pero lo intento con mi marido, a quien tengo un poco explotado. Antonio Saura tiene fama de ser alguien ultra serio... ¡Y yo lo tengo para todo lo contrario! Hacemos cosas divertidas en las redes y la gente dice '¡ostras, pero qué hacen el Saura y la Gabriel haciendo esas cosas!'. Pero nos gusta sorprender", dice, entre risas. Y es que, a diferencia de muchas actrices, Ruth habla con soltura de su familia. Sobre todo, sobre sus hijas, quienes ya son mayores de edad.

"Una de mi hijas ha estudiado imagen y sonido y, además se dedica a la música. Es bajista de un grupo punk, llamado Kazo. Tiene sus bolillos, y desde luego, tiene esa vena artística absoluta y creativa. Y mi otra hija está sacándose la carrera de enfermería, en Estados Unidos, donde los ponen inmediatamente a trabajar. ¡Me cuenta cosas alucinantes! Está contenta, aunque extraña España. Echa un poco de menos eso de que aquí tengamos un bar en cada esquina", señala con una carcajada.

Según Gabriel, ella se siente muy satisfecha con su vida familiar. Tiene éxito en lo profesional -de hecho, próximamente estrenará una nueva película- y fortuna en lo personal. Se siente agradecida y con la sabiduría necesaria para enfrentar a sus fantasmas. "Los creadores, que somos inquietos, tenemos como un motor que no se detiene... Por eso tenemos que aprender a perdonarnos y a darnos tiempo. Eso es algo que me enseñó mi tía Susi: no hay que pensar en los resultados, hay que pensar en la belleza de los procesos", finaliza.