El cierre por obras de las piscinas de Peñuelas se convirtió hace semanas en uno de los temas recurrentes en grupos de WhatsApp de los vecinos de Arganzuela. También de un buen puñado de madrileños del distrito Centro, ya que son cerca de unas 300.000 personas las que se refrescan durante el verano en alguno de los rincones de este oasis municipal de 7.000 metros cuadrados, construido en 1993. Allí descansan tres piscinas (una infantil) que no volverán a ver la luz hasta el periodo estival de 2025.
El asunto, además, ha sido mástil para Más Madrid, que consideraba que habría que haber esperado hasta después del verano para iniciar las obras, de modo que no se viera interrumpida la actividad durante ningún verano. Hasta allí se desplazó la semana pasada Rita Maestre para abanderar esa causa.
Sin embargo, ayer, durante la comisión de Obras y Equipamientos, la delegada del Ayuntamiento, Paloma García Romero, detalló algunas de las graves patologías que aquejan a ese añejo complejo. Un informe hacía referencia a la situación extrema de las instalaciones de depuración y control, poco menos que obsoletas. O a los movimientos en los vasos de las piscinas que, según los técnicos, cifran la pérdida de agua durante la época estival, en algo más de seis millones de litros. Además, explica el texto, «los muros de contención perimetrales se han desplomado y presentan graves humedades y grietas».
Aseguran también desde Cibeles que la pérdida de líquido (agua y productos de mantenimiento) equivaldría a llenar los vasos de las piscinas entre seis y siete veces. «Las filtraciones podrían poner en riesgo la seguridad de los usuarios», recordaba ayer la delegada, durante el arranque de la Operación Asfalto, en el distrito de Ciudad Lineal, junto al alcalde, José Luis Martínez-Almeida. «La oposición pide que hagamos una piscina en ocho meses, sin atender a los criterios técnicos y a los riesgos estructurales», añadía.
En resumen, que las obras de reacondicionamiento se dilatarán durante 12 meses, por lo que, en cualquier caso, se llevaría por delante alguna de las dos siguientes temporadas veraniegas: bien la presente, bien la de 2025. Porque los trabajos implicarían la demolición de los tres vasos de piscina y ejecución de los mismos, con galerías perimetrales accesibles. También una renovación completa del sistema de depuración, así como la estabilización de los muros de contención. La reforma también se aprovechará para mejorar la accesibilidad.
Es la de Peñuelas una notable ausencia en el panorama acuático madrileño, que se tratará de compensar con las nuevas instalaciones de Barajas y Tetuán, operativa para finales de julio. Son las primeras que se construyen en tres décadas, cuando la ya tan añorada Peñuelas era sólo una recién nacida.