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Siete vinos naturales para gustos tradicionales

No todos los vinos naturales se ven turbios o huelen raro. En el cada vez más amplio paradigma de la mínima intervención encontramos vinos con filosofías verdes capaces de convencer a los paladares más clásicos. Vinos para todos los públicos. Estos son algunos de ellos

Siete vinos naturales para gustos tradicionales
Foto: José María Presas
Actualizado

Aunque no haya consenso sobre lo que es realmente un vino natural y el debate se centre ahora en si deben o no certificarse, lo cierto es que esta clase de vinos comúnmente llamados "verdes", por seguir una filosofía de mínima intervención en viñedo que se traslada a la bodega, están más en boga que nunca fuera y dentro de nuestras fronteras. Barcelona se ha convertido en la capital de los vinos naturales, con Madrid pisándole los talones, al más puro estilo neoyorquino. Una moda, para algunos, y una realidad dispuesta a quedarse para quienes ven en esta clase de vinos el futuro de la enología.

Dejando a un lado los desencuentros que rodean a la definición de vino natural, la acepción más extendida se refiere a aquellos vinos que han sido elaborados respetando al máximo la naturaleza, con la mínima intervención, aprovechando los recursos naturales, promoviendo la biodiversidad y generando los mínimos residuos. Una de sus grandes diferencias es que no se les añade sulfuroso para su conservación, de modo que el poco sulfuroso que se puede encontrar en ellos es totalmente residual, producido de forma natural durante la fermentación alcohólica. Por eso se les llama también vinos sin sulfitos añadidos.

Son vinos que, si bien suelen presentar turbideces y aromas espontáneos, salvajes si se quiere, poco probables en los vinos, digamos, "normales" (lo que un purista tilda de defecto, un amante de los vinos naturales eleva a los altares), la elaboración de estos vinos ha mejorado considerablemente en los últimos años y hoy podemos encontrar referencias capaces de convencer, también, a tradicionales y escépticos. Estos son algunos de esos vinos espontáneos y sin maquillaje, que llevan su compromiso con el terruño y el medioambiente a la copa.

Nosso by Menade (Bodegas Menade)

Un verdejo natural elaborado en la D.O. Rueda por Bodegas Menade sin adición de sulfuroso ni en el campo ni en bodega, sin tratamientos de azufre ni cobre, con la intención de expresar la minuciosa labor que la bodega desempeña en el viñedo. El vino realiza parte de la fermentación maloláctica espontánea (bacteria salvaje) en barrica. Después, se trasiega y cría sobre sus lías de 2 a 3 meses. Por último, permanece unos meses de crianza en botella. Limpio y brillante, en boca es denso, afrutado y mineral. Un blanco sobre el que los ancianos de la zona dicen que "sabe a verdeja de las de antes".

Precio: 12,30 euros

Arenisca Paraje Los Panaderos (Manuel Cantalapiedra)

Esta tinta de Toro ecológica y natural de Castilla y León nace en cepas plantadas en vaso en Villabuena del Puente a 750 metros de altitud. Vendimiado a mano y despalillado sin estrujar por Manuel e Issac Cantalapiedra (padre e hijo), sigue una maceración de 10 días con bazuqueos manuales y pasa 11 meses de crianza en barrica de roble francés. Se embotella sin clarificar ni filtrar, con un ligero aporte de sulfuroso. El resultado es un tinto fluido, especiado en nariz, con un fondo vegetal y muy mineral. Un vino profundo y estructurado en boca, con buena acidez y longitud, fiel al paraje del que proviene.

Precio: 14,45 euros

AUS Merla (Alta Alella)

Frescura, atrevimiento y una apertura a otros mundos. El Celler de les Aus es un proyecto basado en el conocimiento y en la experiencia acumulada a lo largo de cuatro décadas dedicadas al vino, que refuerza la apuesta de Alta Alella por conseguir vinos naturales de calidad sin utilizar sulfuroso. AUS Merla es un vino natural y vegano que propone un retorno a la esencia y a las vinificaciones del pasado, con la tranquilidad que aporta el saber hacer. La expresión más pura de la variedad mataró (monastrell) del municipio barcelonés de Alella. Un tinto con tres meses de barrica que tiene su propia personalidad y da un nuevo sentido al binomio "tierra-fruta".

Precio: 21,70 euros

Santyuste (Esmeralda García)

El regreso de Esmeralda García a su pueblo natal, Santiuste de San Juan Bautista para recuperar las viejas viñas de la familia y elaborar vino a su manera supuso toda una revolución en este paraje de Rueda. Santyuste es sólo una pequeña muestra de lo que esta viñadora es capaz de hacer desde una filosofía no intervencionista. Un verdejo natural procedente de viñas de pie franco de entre 150 y 200 años, situadas en cuatro parajes distintos entre 800 y 850 metros de altitud sobre suelos calizos y franco-arenosos de gran profundidad. Un blanco joven con estancia sobre lías, íntimo y libre, que muestra todo el carácter y el paisaje de esta zona.

Precio: 19,75 euros

Le Naturel Blanco (Aroa Bodegas)

Bajo en paraguas de Aroa Bodegas, en la zona de Zurukuain, en el valle de Yerri (Navarra), la cuadrilla riojana Vintae elabora vinos naturales, sin aditivos, sin sulfitos, utilizando levaduras autóctonas y buscando una transmisión pura del terroir. Un blanco y un tinto que son fruto de un trabajo intenso en la viña para que la uva se exprese de manera honesta y sincera, que llevan la frescura y la altitud de la zona directamente de la cepa a la copa. Le Naturel Blanco es una garnacha blanca de producción limitada, dada la escasa producción de los viñedos ecológicos de los que procede, cuya principal cualidad es su exuberante acidez.

Precio: 9,80 euros

El Porrón de Lara (Finca Torremilanos)

En Ribera del Duero, Finca Torremilanos vuelve a un estilo de vino auténtico y poderoso con este tempranillo procedente de viñas de unos 40 años plantadas a 800-900 metros de altitud. Cepas trabajadas mediante agricultura ecológica y biodinámica que dan lugar a vinos sin sulfitos añadidos, sin clarificar y sin filtrar. El Porrón de Lara es un vino que busca una expresión distinta de la Ribera, con crianza en barricas usadas para evitar el aporte de la madera y en pequeñas tinas de hormigón. Un tinto fresco y expresivo que reivindica la personalidad del viñedo y que, según Ricardo Peñalba, supone "un reencuentro con nuestros orígenes en una zona donde, hasta hace escasos 20 años, se creía que el equilibrio y la virtud del vino se encontraban en los 13 grados".

Precio: 13,75 euros

Soy Arcilla Tinto (Bodegas Gratias)

"Soy Arcilla representa la unión del hombre, la tierra y el cosmos a través de las cepas. Es la coherencia entre el pensar, el sentir y el hacer en una misma dirección", explica Iván Gómez. Un vino natural de elaboración artesanal que forma parte de la línea de vinos parcelarios con la que Bodegas Gratias pretende recoger la esencia de terruños muy concretos con características muy definidas en la Manchuela. Este, en concreto, es una bobal procedente de la parcela del abuelo de Iván, el paraje cerro de los Moñigos, con suelo arcilloso muy profundo y un alto contenido en hierro, fermentada en pequeños bins de 500 litros y criada en barrica de roble francés usado durante 8 meses. Pocas veces podemos apreciar de una manera tan clara las características y la influencia del suelo sobre una variedad.

Precio: 27 euros