EDITORIAL
Editorial

Un presidente débil echa un pulso sentimental a la sociedad

Sánchez utiliza las diligencias contra su mujer para presentarse como víctima y ocultar la excepcionalidad de su Gobierno

El presidente del Gobiernol, Pedro Sánchez.
El presidente del Gobiernol, Pedro Sánchez.P.-P. MARCOUAFP
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El presidente ha realizado un movimiento de alto voltaje con el que echa un pulso sentimental a la sociedad española, la sume en la incertidumbre y agita la división entre ciudadanos característica de su estilo de gobierno.

Pedro Sánchez anunció ayer que cancela cinco días su agenda y que comparecerá el lunes para desvelar si sigue en el cargo o renuncia, presentándose como víctima de una conspiración político-mediática de cariz derechista contra su mujer y contra él, después de que un juzgado

haya abierto diligencias para investigar a Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios.

«Soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también», afirma en la carta que difundió personalmente en las redes.

El golpe de mano del presidente es un síntoma de debilidad política evidente.
A las puertas de las elecciones catalanas y europeas, Sánchez alude a los supuestos «ataques sin precedentes» de una «constelación» ultraconservadora para esconder la auténtica excepcionalidad: la de un dirigente que perdió en las urnas, que carece de mayoría parlamentaria para gobernar y que ha decidido conservar el poder edificando un «muro» y haciendo que la gobernabilidad dependa de partidos extremistas.

Pero su giro tampoco es inocuo en el plano internacional. El presidente se postula ante el mundo
como un político íntimamente destrozado por la «derecha» y la «ultraderecha» -
citadas 14 veces-, cuando la realidad es que, por ahora, el principal partido de la oposición sólo ha pedido explicaciones al presidente. Y ayer fue el propio Sánchez quien introdujo el asunto en la sesión de control al Gobierno en el Congreso.

La excusa para este movimiento son las informaciones periodísticas sobre la actividad laboral de su mujer que han derivado en la apertura de una investigación judicial. En su denuncia, la plataforma Manos Limpias recoge dos cuestiones. Por un lado,
su relación con el empresario Carlos Barrabés,
que logró contratos de la Administración Central con el apoyo expreso de Begoña Gómez. La esposa de Sánchez codirige además un máster en la Universidad Complutense impulsado precisamente por Barrabés.

En segundo lugar, la denuncia señala los lazos de Gómez con el grupo Globalia, patrocinador de su carrera en el Africa Center del Instituto de Em-presa que ella dirigía, y que obtuvo del Gobierno el aval para rescatar a su aerolínea,
Air Europa, con más de 600 millones
de fondos públicos.

Lo conocido hasta ahora sobre el caso de Begoña Gómez exige que el presidente dé explicaciones. Sumir al país en la interinidad y en una polarización tan intensa, además de una evidente táctica populista, es una grave irresponsabilidad. Ejercer dignamente la política no consiste en someter a los ciudadanos a
un juego de excepcionalidad permanente.

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