SERIES
Prime Video

El fenómeno Fallout: de videojuego de éxito a la serie del momento

Jonathan Nolan y Lisa Joy son los artífices de la aplaudida recreación del videojuego. Tanto, que no solo es la serie más vista de Prime Video, sino que ha recibido alabanzas de los seguidores y de los propios creadores del videojuego: "Todo parece Fallout. Es Fallout. Es difícil de hacer, créeme"

Fallout
Ella Purnell, durante el rodaje de Fallout.PRIME VIDEO
Actualizado

Ha costado varios años y muchos errores el poder dignificar un género como es el de la adaptación de un videojuego. The Last of Us dejó el listón muy alto y alcanzar a aquella ficción, que acumula tanto nivel de dramatismo, es complicado y más con algo como Fallout. Una ficción cuya forma de tomarse el fin del mundo es totalmente opuesta al de la serie protagonizada por Pedro Pascal. El universo planteado en esta ocasión es sarcasmo, humor negro y bien ácido, es crítica social y a su manera colorido y lo suficientemente atrayente como para continuar en el podio de Prime Video como lo más visto en la plataforma.

De hecho, ya ha sido renovada por una segunda temporada a tan solo dos semanas de su estreno y según la propia Amazon, reunió a más de cinco millones de espectadores durante su primera semana. Esta adaptación partía con ventaja, la saga de videojuegos Fallout lleva ampliando su universo, ganando adeptos y cosechando éxitos desde 1997, lo que ya es mérito propio es haber sabido alcanzar a todos aquellos a los que este universo no les sonaba de nada. La acción de traslada al año 2296 en Los Ángeles, Estados Unidos, y más de 200 años antes, una serie de bombas nucleares han dejado a la humanidad y al mundo bajo mínimos.

El resultado, escenarios yermos, plagados de los restos del esplendor americano que llegó a ser en los años 50, y grupos humanos que tratan de sobrevivir en aquel ambiente postapocalíptico. Si preguntas a quienes hayan jugado a los videojuegos, "la recreación está al dedillo, es impecable". Para los recién llegados sería poco realista, pero estamos ante una producción de ciencia ficción y es lo primero que hay que tener presente antes de sintonizar esta serie.

Del resto se encargan Jonathan Nolan y Lisa Joy que al timón de esta ficción, transforman una premisa de por sí atrayente y lo aderezan con corruptelas políticas y corporativas, dando lugar a un buen espectáculo tanto en lo visual como en lo narrativo.

De hecho, Tim Cain, creador y director de las primeras entregas del videojuego, no ha dudado en alabar la perfecta recreación que hace la serie: "Todo parece Fallout. Es Fallout. Es difícil de hacer, créeme. Sé lo difícil que es. Es fácil escribir cosas postapocalípticas que no encajan en el molde de Fallout, y habría sido muy fácil para ellos irse por ese camino y fallar el tiro. Por suerte, en el caso de esta adaptación no lo han hecho".

Fallout
Walton Goggins, en su papel de Ghoul en Fallout.PRIME VIDEO

La serie tiene un reparto coral, pero desde el primer episodio, Walton Goggins brilla en su doble papel como Cooper Howard y el Ghoul, ofreciendo una actuación que encapsula la tragedia y el absurdo de este mundo desolado, recordando en todo momento en sus dos facetas a aquel forajido, duro y curtido, pero con un corazón de oro. La serie soporta el mayor peso actoral en este mismo personaje, alternando la dualidad entre el que vive en el mundo pre bombas en una situación privilegiada y el que sobrevive entre maleantes, animales mutantes y la escasez de todo, cargando con culpas pasadas, soledad y una notable desfiguración facial.

Aún con esas, alterna con maestría el drama, la comedia y la acción, convirtiéndose en una de las mejores partes de la ficción. De hecho, su personaje actúa como el nexo emocional de la serie, un reflejo de la pérdida y la adaptación en un mundo irreconocible. El diseño de producción merece una mención especial, ya que el equipo ha recreado meticulosamente tanto los entornos desgarrados por la radiación como los interiores de los búnkeres que imitan la vida antes del apocalipsis nuclear. La atención al detalle es palpable, desde los carteles de propaganda descoloridos hasta los interiores que parecen cápsulas del tiempo, creando un fuerte contraste visual que subraya la dicotomía entre el pasado idealizado y el presente brutal.

Los otros dos protagonistas, Lucy (Ella Purnell) y Maximus (Aaron Moten), destacan por la química que logran en pantalla y aportan, además, otras dos perspectivas muy diferentes de lo que es este postapocalipsis nuclear. Ella, moradora del refugio, parte de una situación privilegiada de cuna, ya que cuando cayeron las bombas, algunas familias, las más privilegiadas, lograron refugiarse en búnkeres. Siendo esta circunstancia pilar de toda la narrativa de la serie y punto fundamental en la crítica social que tiene en su ADN.

Fuera, el resto de la humanidad se parte la cara, literalmente, para salir adelante en el mundo más hostil posible. Lucy sale del refugio y se encuentra con un infierno para el que no estaba preparada. Mientras, el otro protagonista, Maximus, pertenece a una estructura militarizada llamada la Hermandad del Acero que, con perspectiva propia, trata de reconducir y reconstruir Estados Unidos. Lo más interesante de esta fIcción, sobre todo para los seguidores del videojuego, es la recreación de las servoarmaduras. Algo parecido a una armadura de combate enorme que a modo de exoesqueleto, permite a los soldados tener fuera y resistencia sobrehumamas.

Musicalmente, la serie hace uso de un repertorio que combina clásicos de Ella Fitzgerald y Bing Crosby, es decir, música de los años 50 que establece el tono y funciona como contrapunto de lo que visualmente queda de Estados Unidos. En términos narrativos, la serie se beneficia enormemente de su estructura episódica y de su enfoque en múltiples líneas temporales. Más allá de las tramas individuales, sobresale en mostrar las interacciones entre diferentes facciones y comunidades, explorando cómo las crisis pueden tanto fracturar como forjar inesperadas alianzas.

El humor, aunque irregular, juega un papel crucial en la serie, proporcionando ligereza en medio de la desolación. Los momentos de comedia, a menudo presentados a través de situaciones absurdas o diálogos ingeniosos, son un respiro necesario y una técnica eficaz para aliviar la tensión narrativa sin disminuir el impacto de las situaciones más sombrías. Tampoco se sienten forzados.

Sin embargo, Fallout no es perfecta. Algunos episodios sufren de un ritmo irregular, y en momentos, la serie parece luchar con su propio alcance ambicioso, tratando de abarcar más de lo que puede gestionar eficazmente en una sola temporada. Algo que puede limarse de cara a su continuación.

Fallout es un logro significativo en el género de adaptaciones de videojuegos y una serie completa, divertida, muy pintona y con personalidad propia. Un plus muy importante en un momento en el que muchas series parecen realizarse con plantilla y cuesta diferenciar unas de otras. Esta ficción no solo entretiene, también provoca la reflexión sobre temas más profundos como la identidad, la memoria y la persistencia y resiliencia de la humanidad. Incluso el final de la temporada logra bastante equilibrio entre cerrar ciertos arcos narrativos y dejar suficientes preguntas sin respuesta para mantener enganchados a los espectadores.