ESPAÑA
Enoturismo

Ribera del Duero: el nuevo plan gastro del palacio donde durmieron (y bebieron) Lope de Vega y Rubens

Bienvenidos a la meca del vino y del mejor enoturismo. La histórica Posada de Pradorey redondea su tradicional oferta (visita a la bodega, degustaciones y catas) con la puesta en marcha de una iniciativa culinaria al más alto nivel. Vengan y disfruten.

Fachada de La Posada de Pradorey.
Fachada de La Posada de Pradorey.
Actualizado

Estamos en la Ribera del Duero. Los 115 kilómetros que ocupa esta comarca dan para mucho, no sólo por la importancia de sus vinos, sino también por su historia, su cultura y su gastronomía. En este paraje natural, de relieves alomados y vegas fértiles, se encuentra La Posada de Pradorey, en el pueblo burgalés de Gumiel del Mercado, a tan solo a una hora y media en coche de Madrid. Este antiguo palacio, al que incluso llaman "el pequeño Versalles", acogió a ilustres personajes como el rey Felipe III, el Duque de Lerma, Lope de Vega o Rubens. Fue construido en estilo herreriano por el Duque de Lerma, en el año 1601, como un palacete de caza para el rey Felipe III.

Más tarde, la finca pasó por diferentes propietarios hasta que, en 1989, Javier Cremades compra la finca y se dedica a devolverle su antiguo esplendor. Es en ese momento cuando se planta el viñedo y se reforma el palacio para convertirlo en la actual Posada. Hoy por hoy, es uno de los alojamientos más singulares y recomendados de la zona, con 18 habitaciones, decoradas en un estilo rústico castellano. Son ideales para descansar y desconectar en un entorno único.

Cuando se visita la Ribera del Duero es casi obligatorio degustar la magnífica cocina local. El plan se vuelve ahora irresistible con la nueva oferta gourmet de La Posada. El chef arandino, Ricardo Martín, con experiencia sobrada en los fogones, nos propone saborear un atractivo recetario, sencillo, con sabores identificables, bonitas presentaciones y por supuesto, con guiños al producto de la tierra.

Trucha arcoíris con velouté de tomillo y romero.
Trucha arcoíris con velouté de tomillo y romero.

Un original menú degustación que el joven chef lo inicia al revés con el café: un capuccino de boletus con pastas de mantequilla y trufa. El segundo bien podría ser el postre... pero no: bizcocho de zanahoria y pimentón, hummus y crujiente de especias, todo un trampantojo. Seguimos con un acercamiento al entorno con una espectacular trucha arcoíris con velouté de tomillo y romero, mini verduras glaseadas y crema de zanahoria. Y para rematar los platos fuertes es el turno de la caza: lomo de ciervo en costra de especias, crema de maíz, pétalos de remolacha y reducción de vino tinto. Y el postre, el de verdad, es una tatín invertida.

Ahora bien, si estos platos no son del gusto del comensal, una extensa carta complacerá al paladar más exigente: desde su famosa tortilla con morcilla a un lingote de panceta a baja temperatura o pularda rellena de higos y foie. Hay alternativas más informales como las cremosas croquetas, la hamburguesa de lechazo o el sándwich campero. En los postres destaca la pannacota de chocolate blanco, coulis de frutos rojos y mango deshidratado.

Y para acompañar la exquisita comida, la bebida está clara: alguna de las 17 referencias de Pradorey. En esta bodega de Ribera del Duero existen elecciones para todos los gustos, cada uno con su personalidad, como el sorprendente Rosado, el extraordinario Valdelayegua, o el elegante La Mina.

El comedor de la finca.
El comedor de la finca.

Otra de las joyas de Pradorey lo representa la bodega familiar que se sitúa a tan sólo dos kilómetros de la Posada. Es una de las más reconocidas de la zona, con más de 500 hectáreas de viñedos propios, 800 hectáreas de bosque autóctono de encinas y sabinas y una explotación agrícola-ganadera. Además, la finca cuenta con una presa hidroeléctrica, un huerto solar, y una depuradora de aguas, todo un ejemplo de sostenibilidad y cuidado del medioambiente.

Para que la escapada sea completa se puede visitar, junto a la Posada, una sencilla ermita, construida en el siglo XVI y restaurada en la década de 1950, que conserva en su interior una pila bautismal del siglo XIV y un magnífico retablo de finales del siglo XV de un delicado estilo hispano-flamenco.

En Pradorey entienden el enoturismo como una invitación a conocer algo más que vinos excepcionales. Organizan visitas guiadas a la bodega, degustaciones, catas y eventos durante todo el año. Son famosas sus jornadas de teatro barroco en julio, las excursiones micológicas en noviembre y los días especiales de vendimia. Solo hace falta animarse.

GUÍA PRÁCTICA

DÓNDE. La posada de Pradorey. Ctra CL-619Km 66,1. Gumiel del Mercado, Burgos. Web: www.pradorey.es

SERVICIOS. Cuenta con 18 habitaciones en un edificio espectacular con vistas a los jardines. Dispone también de restaurante y piscina.

PRECIO. Desde 80 euros habitación. Visita la bodega, más cata de tres vinos, más menú degustación de cinco platos, bebidas excluidas, 70 ¤. La lista de platos irá cambiando con propuestas de temporada, siempre con la vista puesta en los productos locales, y con un precio fijo de 50¤. Para almuerzos más informales, en los mediodías de lunes a viernes, sirven un menú ejecutivo con varias opciones para elegir que incluye aperitivo, primero, segundo y postre por 20¤.

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