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Seguramente se haya topado en la carretera con más de un coche luciendo una peculiar pegatina: un símbolo en forma de monigote con los brazos extendidos que sostiene una especie de arco por encima de su cabeza. Puede que también haya visto ese dibujo en una camiseta, en un llavero o en una gorra. Veamos qué significa.
Hay quien erróneamente también ve en esa figura un ojo o incluso una raspa de pescado. En realidad, el significado del símbolo tiene más que ver con la primera descripción dada. Se trata de una figura humana llamada Indalo o "muñeco mojaquero", cuyo origen se remonta a las pinturas rupestres de un lugar muy concreto de Almería. De hecho, se ha convertido en el símbolo de la provincia andaluza.
Para adentrarse en el origen del Indalo hay que dar un salto atrás en el tiempo de unos 4.000 o 5.000 años y acudir a la comarca almeriense de Los Vélez, donde se han hallado 25 de los 79 yacimientos de pinturas rupestres que existen en Andalucía y que forman parte del conjunto de Arte Rupestre del Arco Mediterráneo, declarado por la UNESCO como Patrimonio Mundial.
En concreto vamos hasta Vélez Blanco, entre los ríos, montes y bosques del Parque Natural Sierra María-Los Vélez. En la falda del Maimón se encuentra la Cueva de los Letreros, donde los primeros pobladores del sureste peninsular pintaron escenas cotidianas.
Entre representaciones de animales y de hombres y mujeres plasmadas en las paredes de la cueva se descubrió, en la década de los 60 del siglo XIX, la figura del Indalo. Como señalan desde la Diputación de Almería, "refleja un algo superior que protege y ampara de los posibles riesgos que pudieran acechar a personas y lugares, así como de la ignorancia y posibles males". Algunos sostienen que es un hombre y un arcoíris; otros apuntan a un cazador con su arco y hay quien afirma que se trata de un ser divino.
Se cuenta que aquella pintura rupestre de origen levantino recibió el nombre de Indalo en honor a San Indalecio, obispo de Urci que extendió la religión católica en el sudeste peninsular y que es patrón de Almería. El término recoge el lenguaje íbero, ya que Indal eccius significa "mensajero de dioses".
Antes de entrar en el catálogo de hallazgos arqueológicos, el Indalo se convirtió en una suerte de tótem en la zona de Mojácar. Tradicionalmente los lugareños pintaban en las puertas o en las fachadas encaladas de sus casas la figura buscando protección. De ahí que Mojácar sea también conocido como Pueblo Indalo y el símbolo en cuestión, como muñeco mojaquero.
También está el movimiento indaliano, corriente intelectual y pictórica nacida en el I Congreso Indaliano que tuvo lugar en Pechina (Almería) en 1947. El protagonista principal de esta aventura estética almeriense es Jesús de Perceval, una personalidades más destacadas del panorama artístico español a mediados del siglo XX, si bien en el grupo encontramos otros artistas como Miguel Cantón Checa; Luis Cañadas; Antonio López Díaz y Francisco Alcaraz. Estos artistas presentaron una obra, en general una pintura realista moderna y singular, como respuesta a los movimientos vanguardistas del norte.
Hoy el Indalo sigue siendo un portador de buena suerte, así como un símbolo popular de pertenencia territorial para los almerienses. De ahí que la figura aparezca en coches, ropa, arte, tatuajes y suvenires de toda índole para turistas de la costa de Almería.